Anton Chejov (1860-1904): “ Lo mejor es evitar toda descripción de un estado de alma. Hay que intentar hacerlo comprensible por las acciones de los héroes.”
La crítica moderna considera a Chéjov uno de los maestros del relato; el primer y el mejor cuentista de todos los tiempos. En gran medida, a él se debe el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento. Sus narraciones, más que tener un clímax con una resolución de tipo aristotélico, crean una atmósfera por encima de la acción, una disposición de impresiones e ideas. Utilizando temas banales y cotidianos, Chéjov retrató el pathos de la vida rusa, anterior a la revolución de 1905: vidas de personas mediocres, situaciones triviales, llenas de tedio y soledad; personas incapaces de comunicarse entre ellas y sin posibilidad de modificar una sociedad que sabían que era inherentemente errónea. Algunos de los mejores relatos de Chéjov se incluyen en el libro publicado póstumamente Los veraneantes y otros cuentos (1910).
Tomaremos uno de sus cuentos: Zinochka, que tiene las características de un relato de iniciación, en el cual un niño de 9 años experimenta el mal y es testigo de las consecuencias nefastas de su acción; tiempo mas tarde se juzgará a si mismo.
Analizaremos el procedimiento de escritura de dicho texto, y dictaremos un par de premisas para llevar a cabo un ejercicio.
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